Lecciones de economía política

Una de las cosas que se suele achacar a la poesía que llaman «social» o «política», etc. es su caducidad: que se trata de una poesía del lugar y la circunstancia, que se queda vieja en cuanto esta cambia, pero, ay, me temo que en el trancurso de la experiencia humana en la Tierra, la opresión, la explotación del hombre por el hombre, la violencia política y la guerra, son factores tan omnipresentes y estables como el amor o la vivencia del paso del tiempo, de la pérdida o de la belleza. Así que entendemos y disfrutamos perfectamente de los epigramas afilados de Catulo contra César, y así hasta acá. No parece que aquellas temáticas caduquen. Si el poema caduca es por otros motivos, no por su tema.

Este es un poema que formó parte de Lengua de Signos, publicado en 2005, escrito, seguramente (si les digo les miento) un par de años antes, cuando la primera guerra de Irak, y, me temo que no ha perdido actualidad, que en las mismas seguimos veinte años despues, que, claro, son apenas una centésima de segundo desde el punto de vista histórico. Sugerencia del chef: hay que interpretarlo, leerlo con voz de ministra de Defensa, o de CEO de alguna de estas empresas que se frotan las manos con cada escalada.

Estampas de la guerra social III: lecciones de economía política

Las bombas caen suben
las bolsas

El precio del petróleo se decrementa
en función del crecimiento del número
de muertos

La economía global
explicada con dos simples curvas

Una elegante representación gráfica
como sin duda apreciarán

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