nos ha dejado de repente. Este es el tipo de post que me gustaría no tener que escribir nunca. Juan Antonio era la amabilidad y la gentileza personificada, un intelectual y un poeta de altura con una agudeza verbal poco frecuente, y con una mirada sobre el mundo de un humanismo tan raigal y sincero que sus poemas transmiten con una luminosa nitidez. Alguien que merece la pena conocer, tener cerca.
Pienso mucho en estos días en Juan Antonio y en esa comunidad luminosa construida alrededor de La Palabra Itinerante, porque las ausencias siempre nos rompen, pero las que son inesperadas, súbitas, nos dejan desarmados y con una sensación íntima de que algo muy injusto ha sucedido, algo que no podemos resolver y que sólo cabe «manejar» desde el cariño y la memoria. Ahora mismo los imagino rotas, rotos. Sólo puedo tratar de que les llegue un gran abrazo desde estas islas.
Les dejo acá un poema de Juan Antonio, un poema/emblema por así decirlo, que daba título a su primer libro de poemas «Compañero enemigo«, y que nos deja ver, con mucha claridad, quien era Juan Antonio Bermúdez.
COMPAÑERO ENEMIGO Compañero enemigo, nos convocan los bárbaros tambores, las sirenas leprosas de la guerra, el olor acre que reclama genética venganza. Desobedeceremos, cruzaremos los cuchillos delante de la lumbre en la tierra de nadie, que es mi tierra, nuestra tierra sin planos ni alambradas. Y allí compartiremos el arroz y la perplejidad de estar tan vivos entre tanto cadaver contagioso. Compañero enemigo, no te mueras, ni me mates, ni huyas, ni te rindas, que tenemos que hablar de muchas cosas.
Y acá un poema de Juan Antonio, vuelto música en la voz de Daniel Mata:
Yo tuve el honor de ver presentado uno de mis libros por Juan Antonio, en Sevilla, en una cálida tarde/noche inolvidable.

Tus amigos no te olvidan, Juan Antonio.
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