La imagen de portada, por así decirlo, de este blog, es, desde hace un tiempo, la de un ave de presa peleando con un dron. La miro ahora y pienso que podría ser un emblema perfecto para Eladio Orta, poeta de varias caras pero siempre sólido, con las garras bien trincadas en las ramas de su territorio vital, y la vista atenta a los tantos peligros de estos tiempos desquiciados. Ya he dicho otras veces que el poeta Orta es una de las voces más personales de la poesía escrita en territorio español. Voz excéntrica en el mejor sentido, ferozmente periférica, o, mejor dicho, bien consciente de su centro, lo que es esencial para hacer las acrobacias que en el aire hace un pájaro. Como este, de su último libro MIXTURA:
pájaro acerco el ojo al ojo inma luna de niño quise ser pájaro y construí unas alas de silencio para escuchar el canto interior de los pájaros ahora intento indagar en la poesía no es una virguería ni mucho menos una metáfora cuando en el colegio nos preguntaban: qué queríamos ser de mayores los demás niños respondían a coro: marinero / maestro escuela / albañil / conductor de ambulancia / futbolista / médico / … yo quería ser pájaro toda la clase reía a carcajadas y el maestro preocupado me explicaba que pájaro no era una profesión de mayor quise ser poeta ¡miren qué coincidencia¡ tampoco es una profesión
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