Me agota la pertinaz llantina de los poetas que se quejan de no poder dedicarse nada más que a la (su) poesía. Yo soy más del maestro Cisneros, con quien comparto lo que él llama “su esquizofrenia”, y que va y dice: “Yo toda la vida he trabajado y no es para llorar, ni es una tragedia. Me parece que es humano. Es un orgullo saber cuánto cuesta el pan, dónde para el autobús, tener hijos, tener nietos, ver por tu gente ¡caramba! Eso me parece una cosa maravillosa.” Ya vale, ya.
La entrevista al gran poeta peruano acá, y esta otra también estupenda, ambas de la imprescindible Vallejo & Co.
Clap! Clap! Clap!
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