Mónica Francés: DIME LO

Hace un par de semanas tuve la oportunidad de tener un breve encuentro con el amigo/poeta/editor Viktor Gómez, y una reunión con Vik supone que vuelves cargado de cuadernos, hojas, libros, etc… frutos de su feroz amor por la poesía y su edición. Mientras yo iba pensando como iba a organizarme con tanto material, Vik me llamó la atención sobre un libro concreto: DIME LO, de Mónica Francés, último número, por ahora de la colección ONCE que dirige junto a Javier Gil (otro generador de energía poética). Me dice: leetelo y hablamos. Y lo leo, varias veces, porque DIME LO es un libro de poemas de esos que saben arrancar con fuerza, con un poema que te invita, inevitablemente, a seguir, y entiendo la insistencia de Viktor:

(sonriendo) Contento de que no sepa leer
S. FREUD

Voy a echarte mi cuerpo a leer.

Tiene una puerta y un escalón
de entrada y una mujer sentada,
que un día salió de paseo y
vino a parar a un escalón de
entrada. Sigue ahí.

Voy a echarte mi cuerpo a leer

El callejón imposible, tronco
de parra, donde nadie advierte
la cópula quieta del cigarrón
más quieto aún. Sucede parado.

Ven, ocurre entre el pelo y la sien.

Maldito querido dios solo muerto
voy a echarte mi cuerpo a leer

 

Creo que hay poetas que se sienten cómodos con el lenguaje hablado y literario heredado y lo asumen, simplemente, como el aíre que respiran, con naturalidad, olvidados de que toda lengua es artificio, la primera, tal vez, construcción del ser humano. Y hay otros que no pueden evitar tratar de darle la vuelta, forzar sus límites, incomodar al lector del siglo XXI, tan hecho a la lectura en diagonal y desatenta, tan necesitado de buenos sentimientos y de que le pasen la mano por el lomo ideológico. Esta raya, esta división, podría ser una manera de aproximarse a la poesía en español escrita tras la detonación vanguardista de las primeras décadas del siglo pasado, y tras la asimilación de toda una serie de descubrimientos científicos que han venido a decirnos que la realidad es algo muy diferente a lo que nuestros muy limitados sentidos nos ofrecen. Una realidad de difícil decir, y de complicado cantar. Otra raya interesante a considerar podría ser entre la radicalidad de discurso y la radicalidad de acción sobre el lenguaje como materia prima del poema.

Según parece DIME LO es el primer libro publicado de Mónica Francés, pero, desde luego, no estamos ante la obra primeriza de una autora novel. Sospecho un buen montón de material inédito bajo este libro, todo un proceso de decantación para publicar veinticinco poemas. Poemas que, a mi parecer, protagonizan o los atraviesan, de algún modo, los pronombres, pero no para vivir en aquella alta alegría de la que hablaba Pedro Salinas, sino para ponerlos en cuestión, darles la vuelta, presentarlos en su condición de máscaras: «Yo sueña ser un cubo repleto / de sal gorda que va de aquí para / allá hasta volcar junto a tus pies». Los actores de los poemas son prácticamente siempre estos pronombres-máscara, o indeterminaciones como «el hombre», «la mujer», «el pequeño ser» «usted» «el uno» «el otro»… como una forma de centrar el poema en el qué, no en el quien, porque el quien es mientras hace: «Vienes eres?». Y de ahí, del cuento del que no sabemos quienes son(mos) los protagonistas, surgen los poemas, como fragmentos de esa mayor historia, que tratamos de descifrar, lo que nos exige volver al poema, detenernos en este decir diferente que nos reclama atención completa y nos interpela sobre la naturaleza de las relaciones que tenemos con todos esos pronombres que habitan a nuestros alrededor, todos esos tú, él, yo, y aquellos indeterminados que cruzan nuestras vidas.

Muy pero que muy interesante libro de poemas de una nueva voz (o más que nueva, escondida hasta el momento) de la poeta Mónica Francés, que demuestra una vez más el ojo de Vik y Javi para encontrar escrituras que vayan más allá de las distintas fórmulas que parecen uniformar la poesía española de estos tiempos. Y, como no puede ser de otra manera, les dejo con otro poema de Mónica y DIME LO:

En el cuarto de
para todos lo mismo
los hombres se
amontonan.

Uno a uno el perro
cancerbero da la entrada.
Sobre todos para lo mismo
trepa el último
a lo alto.

En el cuarto de
para todos lo mismo
no hay arbolito que
dé sombra.

En el cuarto de
lo que quiera que sea
el hombre normal y corriente
como quiera que sea.

No lo busques por
la calle son una
montaña en el cuarto
de la excepción.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: