Encuentros en no sé que fase

Hace un par de semanas recibí una amable invitación de Cecilia Quilez al llamado «I Encuentro de directores de festivales de poesía«, invitación abierta a poetas, gestores culturales, críticos, etc.bajo el siguiente lema: «Poesía, presente y futuro. De lo particular a lo colectivo. Del foro abierto a Internet». Tremendamente amplio, ya ven, y que los organizadores concretan en los siguientes puntos: «Se pondrá especial atención al futuro de la poesía en la sociedad pluricultural de la era post-internet, los nuevos retos a que se enfrentan los festivales internacionales ante la crisis económica, los límites de la cultura ante la sociedad del espectáculo o las problemáticas del sostenimiento de los espacios físicos y virtuales que contribuyen a la democratización de la cultura por medio de la creación poética», ufff.

Una vez agradecida la invitación y asumida la imposibilidad de participar «en tiempo real» en el encuentro, no he podido evitar que toda esa lista de temas, en forma de preguntas me hayan estado dando vueltas por la cabeza, así que al final, tarde,o no, he decidido dejar aquí mis ideas sobre esos asuntos, que alguna vez han sido también tratados en este blog.

Así que vamos por partes:

Del futuro de la poesía en la sociedad pluricultural.

Supongo que tienen futuro aquellas cosas que tienen alguna función, o que son inevitables, y creo que a la poesía le pasa bastante de las dos. Por una parte, parece que mientras tengamos lenguaje, de una manera u otra tendremos poesía, porque ésta es una función, una aplicación (una app, jo) que viene con el paquete completo de contar con un lenguaje, eso nos ha permitido hablar de un lenguaje y una poesía posthumana en alguna ocasión. No se conocen casos de culturas sin lenguaje, ni de lenguaje sin poesía, tenga esta la forma que sea… así que la poesía tiene futuro, porque es, de algún modo, inevitable.

Y además, en esta sociedad pluricultural y conectada que da pie a que surjan identidades múltiples y cruzadas, la poesía, y el arte en general tienen misiones que cumplir, esta, por ejemplo, que dejó dicha hace años Manuel Castells y que ya reproduje en el libro «Islas en la red. Anotaciones sobre poesía en el mundo digital» y que vuelvo a reproducir aquí:

«El arte siempre ha servido para tender puentes entre las diversas y contradictorias expresiones de la experiencia humana. Este podría ser ahora, más que nunca, su papel fundamental en una cultura caracterizada por la fragmentación y la potencial incomunicación de códigos, una cultura donde la multiplicidad de expresiones puede acabar finalmente minando la cooperación. La falta de un significado común a todos podría dar paso a la alienación generalizada de los humanos, ya que todo el mundo hablaría un lenguaje diferente, construido en torno a su hipertexto personalizado. En un mundo de espejos rotos, formados por textos no comunicables, el arte podría ser, sin seguir ningún programa, con su mera existencia, un protocolo de comunicación y un instrumento de reconstrucción social. Sugiriendo, ya sea a través de la desconcertante ironía o de la pura belleza, que seguimos siendo capaces de convivir y disfrutar con dicha convivencia. El arte, que es cada vez más una expresión híbrida de materiales virtuales y físicos, puede convertirse en un puente cultural fundamental entre la red y el yo.»

Alimentar y mantener los vínculos que nos hacen humanos, no es poca tarea…

¿La era post-internet?

Bueno, yo tengo la sensación de que en muchos sitios no sólo del mundo sino también de España, se está en una fase pre-internet (he tenido una experiencia, digamos complicada, con varias de las empresas que ofrecen conectividad en Canarias) y, más allá de nuestro actual «ciberdespacio», que decía Tony Garrido, no paro de encontrarme con personas que viven y gestionan sus actividades vitales y profesionales como si internet no existiese, y no tengo al gremio poético y sus derivados como un colectivo muy adelantado en este terreno, más bien al contrario… a lo más,se confunde con frecuencia Internet con Facebook y los diferentes servicios que ofrece Google. De hecho, la gran mayoría de los poetas seguimos trabajando en plena era Gutemberg. Escribimos poemas pensando en su agrupación en forma de libro, y es la publicación de un libro, recién salido bien calentito de la imprenta, lo que nos estimula y nos sitúa en el escalafón. Si haces alguna cosa en la red te dicen que es «superinteresante» y para de contar… Siguen siendo muy pocos las y los poetas que usan la Red como entorno creativo natural. Así que no compro el concepto «post-internet», al menos por ahora…

Los nuevos retos a que se enfrentan los festivales internacionales ante la crisis económica.

Bueno, nunca he organizado un festival de poesía, ni regional, ni nacional ni internacional, y la propia palabra «festival», uh, me suele dañar la oreja. Me imagino que sus retos son los mismos que los que afronta organizar cualquier evento:la financiación, el patrocinio, la logística, la promoción… Finalmentalmente,todo el reto se reduce a la primera cuestión: las perras.

En El poeta en la ciudad digital ya he comentado que, a fin de cuentas, el gran mecenas o patrocinador de la poesía «pública» en los últimos tiempos ha sido el estado, en sus diferentes avatares (gobiernos locales y regionales, fundaciones públicas, etc.) y ya sabemos cómo anda el estado… La cuestión es que las actividades «poéticas» cuentan, frente a otros eventos culturales, con la ventaja de que suelen ser más baratas…pero también suelen ser menos vistosas, y por tanto,menos políticamente rentables.

¿Cómo afrontar el reto del dinero? No tengo idea, pero supongo que sobrevivirán los eventos donde se sea capaz de generar complicidad con los poetas participantes y haya una comunidad que los habite y los reclame. Pienso que el evento concreto debería ser el punto culminante de un proceso de animación a lo largo de todo el año, y, evidentemente, tendrán más posibilidades de supervivencia aquellos que tengan fuentes de financiación más diversificadas, y esto abre otro interesante debate: la participación de mecenas privados, cómo gestionarla sin acabar cayendo en la sociedad del espectáculo (este poema lo patrocina Loewe, por ejemplo) sobre la que gira la siguiente cuestión.

Los límites de la cultura ante la sociedad del espectáculo.

Bueno, ese tipo de cuestiones tan elevadas reconozco que me superan. Tal como lo veo es una cuestión de actitud. Si se quiere jugar al juego del espectáculo con lo que ello conlleva, o si se prefiere mantener la independencia y, por tanto, cierta marginalidad y modestia en el uso de los recursos escasos. Y ya se sabe que las opciones son elecciones; señores poetas y organizadores: a elegir. Supongo que existe cierta gama de grises en la que moverse. Si la cuestión es si la poesía debe participar en las dinámicas del espectáculo o llevar una vida más «recogida», pues chic@s, no sé. Habría muchas palabras aquí sobre las que exigir una definición concreta y asumida por la mayoría:¿ es la presentación de un libro de poemas un espectáculo, lo es una jam de «poetas luchadores» en la sesión nocturna de un bar para culturetas, lo es la musicalización de poemas… y si son espectáculos, forman parte de la sociedad del espectáculo debordiana? ¿sólo cabe el exilio?

Las problemáticas del sostenimiento de los espacios físicos y virtuales que contribuyen a la democratización de la cultura por medio de la creación poética.

Dos problemáticas, por usar el palabro, encuentro yo, y ambas ligadas al sostenimiento de esos espacios: la financiación (volvemos al dinero, ah, los poetas y el dinero) y la participación. Cuanto más ligado se encuentre un espacio real o virtual a una comunidad (real y/o virtual) interesada en su mantenimiento más posibilidades de superviencia tienen. Si su existencia depende del soporte institucional público o del mero patrocinio privado… bueno, estás sujeto a los vaivenes de la economía, las modas, etc.

Y en cuanto a la participación… más de una vez me ha tocado participar en actos, con cierta promoción institucional, en los que éramos más los participantes en la mesa, que el público asistente. Eso, inevitablemente te hace pensar: ¿Cómo se ha organizado esto?, ¿Cual era el interés real de los organizadores? ¿Merece la pena mantener una programación fantasma o al menos invisible a los ojos de quienes pudiesen tener al menos un pizco de interés? No es casualidad, pero los actos más vivos, dinámicos, alegres en el compartir en los que he tenido el placer de participar, respondían al trabajo previo y a largo plazo de colectivos que no suelen mirar o esperar a la concejalía de cultura de turno antes de empezar a moverse. Esto también habría que tenerlo en cuenta ante la inoperancia de tanto «gestor cultural» y director autonombrado de tal o cual evento poético, digo yo, por pensar en metodologías acertadas y ajustadas en recursos, frente a shows costosos, vacíos y, además, tristes en su vacío.

No sé si esto, a estas alturas aporta algo o nada, pero aquí queda.

2 respuestas a “Encuentros en no sé que fase

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  1. Cruce o extensión de lo dicho, con estas citas:

    1
    (…)Concluyo un pacto con el otro, me he resuelto a vivir en un
    intermundo en el que doy la misma cabida al otro como a mí mismo” M.Ponty

    «Hablar de cultura ha estado siempre contra la cultura. El denominador común
    “cultura” ya contiene virtualmente la captación, la catalogación y la clasificación que entrega a la cultura en manos de de la administración” Adorno & Horkheimer

    «El problema es que hoy estamos inmersos en una crisis de palabras oculta bajo la apoteosis de la comunicación. (…)El problema de la palabra es hoy el de su credibilidad. Una palabra creíble es aquella que es capaz de sacudir nuestras vida y desequilibrar la realidad. Esta es la fuerza de una palabra de amor. (…) Una palabra creíble , sea de amor o sea política, es la palabra que ha perdido el miedo al mundo y a sus incontrolables contornos». Marina Garcés . Un mundo común.
    El citador
    &

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  2. 2
    «Alimentar y mantener los vínculos que nos hacen humanos, no es poca tarea ..
    ¿Soñado o pirateado?:

    En esta circunstancia
    – como en alguna otra,
    solo la cercanía del abrazo puede,
    más que toda palabra:

    Lo que abrazamos,
    lo que nos abraza,
    intimidad compartida;
    que las palabras arrastran…

    joe

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