Contra todo florecen los almendros

Un poema magnífico de Ben Clark

Las revoluciones no se hacen por menudencias,
pero nacen por menudencias.

Aristóteles

Contra todo florecen los almendros.
Protesta radical e inquebrantable.

Este siglo veloz sin concesiones
ya no tiene un talón
visible; más que un ojo tiene mil
y no hay David que pueda ya vencerlo.
Escasean los héroes
en esta era de plasma
y, con todo, florecen los almendros.

Creer en el amor tampoco sirve
–contra el amor las flores han marchado–,
de amor están repletas las cunetas;
entre los vivos solo
persiste el verde amor por el dinero.
Mienten las dependientas el catorce
y por eso florecen los almendros.

Por el Sapo Dorado, el Tigre Persa,
por el León del Cabo y el Dodó,
el Pingüino Gigante,
el Águila de Haast y el Tilacín,
la Paloma Viajera, el Pájaro Carpintero
Imperial, por el Ciervo de Schombrurgk
llevan su luto blanco los almendros.

Porque hoy en día existen los esclavos
–las flores lo repiten: ¡hay esclavos!–
y lugares oscuros
y cárceles sin nombre
donde la vida es sólo un agujero.
Con la voz de los mudos se resisten
a callar los almendros.

Hay un dolor oculto en primavera,
nada sabe del hombre, de su historia
de guerras y desastres,
también este dolor es algo hermoso,
hermoso, ambiguo y brevemente eterno;
es la pena inefable
que hace estallar de amor a los almendros.

En este florecer tan subversivo
se han ido las pasiones de otros años,
se ha ido la esperanza
con la escarcha de enero y con el agua
que tímido se adentra en un febrero
que es testigo del cambio y del combate:
contra todo florecen los almendros.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Blog de WordPress.com.

Subir ↑