Don Félix Casanova de Ayala

2010 ha sido, entre otras cosas, el año del rescate de la figura y la obra de Félix Francisco Casanova, con la publicación primero de su novela «El don de Vorace«, y ahora de su diario «Yo hubiera o hubiese amado» y una antología de sus poemas. Nunca tarde… aunque sea bastante tarde.

Y estaba yo pensando el otro día que no sería justo olvidar que Félix Francisco era hijo de Félix Casanova de Ayala, poeta de largo recorrido al que en sus primeros años se vinculo al Postismo de De Ory & Chicharro &… Casanova. Don Félix fue una voz relevante, un tanto eclipsada por la figura de su hijo, pero que no deberíamos dejar al olvido. Aquí van un par de sus poemas, y uno, para cerrar, que me sigue pareciendo genial y por el que no siento pasar el tiempo, de los escritos mano con mano con Félix Francisco en una obra de leyenda de la poesía isleña: «Cuello de botella».

Con Don Félix les dejo:

CUARTA DIMENSIÓN

.

Yo pensé que la muerte era un tranquilo lago
donde los muertos era piedras caídas al fondo.
Pero muy pronto comencé a ver cosas rarísimas:
los muertos eran piedras; pero muchas flotaban…
Eran peces y nadaban…
Eran globos de colores y flotaban…

De La vieja casa , 1953

.

CAPÍTULO III

.

Encerramos a un hombre en una jaula
y le escupimos una muerte dentro,
una muerte rabiosa,
no la suya pacífica.
El horrible fantasma le estrechaba la mano
diariamente,
le sonaba la nariz,
lo mimaba simiescamente,
todas las mañanas le componía la corbata de nudo
y le tenía dispuesto…
(Pero el hombre se resistía
a pactar con ella.)
Encerramos a un hombre con su muerte
y nos pusimos a estudiar su caso:
«¿Era justa y legítima
esta muerte asignada?»
(El hombre permanecía esquivo.)
Ella apretó sus caricias,
se tornó más siniestra,
no sonreía tanto…
Nosotros proseguíamos deliberando:
«¿Es legítima y justa
esa muerte dictada?»…
El baboso fantasma se irritaba,
retorcía su vela,
le daba pesadillas…
(Pero el hombre no claudicaba nunca.)
Al fin nosotros decidimos;
«¡No nos equivocamos!»
Y sonada la hora (un atardecer sangrante de viernes),
el Hombre nos miró largamente
y fue cumplida su sentencia.

de Elegía aullada, 1964

.

MI OJO DE LARGAS MELENAS
sigue dormido,
mas en el centro del puente una muchacha
agita un espejito de miel
y a través de los sueños
puedo ver el extremo de su mirada:
hay luces en el más allá.

de Cuello de Botella, escrito en colaboración con Félix Fco. Casanova, 1976

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