Se celebra en Las Palmas de Gran Canaria el 400 aniversario de la muerte de Bartolomé Cairasco de Figueroa, poeta isleño coetaneo de Cervantes, Lope, Góngora… con los que llegó a mantener cierto contacto, pese a vivir casi toda su vida en las Islas.
Se le considera uno de los padres del verso ésdrujulo, lo que me recuerda a mi amigo Germán y a esa afición tan uruguaya por ese tipo de versificación. También era músico, y de ahí viene que exista un conjunto de música sacra dedicado a su memoria.
En la web de este grupo he encontrado un puñado de poemas que son una muestra breve pero bastante significativa de la poesía de Cairasco, que les invito a disfrutar, entre ellos su famoso “La selva de Doramas”, pero yo he preferido reproducir aqui un soneto muy del estilo de la época:
Un fuego helado, un encendido hielo,
tiniebla clara, claridad obscura,
vida que mata, muerte que asegura,
consuelo triste, alegre desconsuelo;firmeza irresistible, infirme vuelo,
dudoso puerto, tempestad segura,
florido invierno, mayo sin ventura,
forzosa voluntad, dulce martelo;prado lleno de flores y de abrojos,
mar donde reinan juntos viento y calma,
monstruo que no hay viviente que no asombre,veneno que se bebe por los ojos
y tiene su lugar dentro del alma:
esto es amor, y Amor mi propio nombre.
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